Beatriz Benabarre, Didacta de Biodanza, hizo un trabajo verdaderamente
singular, profundo, significativo y con una proyección existencial
potente y muy apreciable. Quiero agradecer desde aquí su confianza,
apertura e impecabilidad como didacta, perfectamente habilitada para
formar a futuros facilitadores con una gran profesionalidad, habilidad
comunicativa, dominio y conocimiento profundo de los elementos que en
torno a la corporalidad deben ser tomados
en cuenta en esta profesión. Nos ofreció interesantes herramientas para
vivenciar las emociones a nivel corporal y ser capaces de transformar
los patrones emocionales que nos afectan finalmente a nivel de salud y
conducta psicosocial. Su propuesta es del todo recomendable a quiénes
quieren implementar inteligencia emocional con la inteligencia afectiva
de Biodanza. ¡ Sumar e integrar es una de las grandes enseñanzas de
Biodanza! Hacerlo con sabiduría requiere de la Maestría con la que
Beatriz Benabarre ha sabido diseñar esta propuesta, mi reconocimiento y
admiración, querida compañera de camino.
Este pasado Sábado día 05 de Mayo tuvo lugar nuestro taller de Afectividad Profunda. El facilitador también desarrolla su propio proceso mientras imparte. Y me inspiré para escribir en Facebook un par de post que os resumo aquí.
"Biodanza cotidiana. Sencilla. Metódica. Cuidadosa y también transitada
con humildad y sencillez, tratando de estar atentos a las patologías
egóicas que lo contaminan todo. Cuanto menos se le nota al facilitador
que esta en la clase, y cuanto más esta en lo que verdaderamente tiene
que estar, más funciona la magia de esta propuesta grupal. Cuanto más
abre cada participante su corazón, confía en la conducción del grupo,
apoya al facilitador, y cada uno de ellos sostiente al grupo desde una
actitud nutritiva, sanadora, compasiva, más aumenta la cohesión interna y
mayor potencia vivencial alcanza cada uno de los participante"
Cada vez creo más en la Biodanza Regular, esa biodanza que se desarrolla
en la intimidad grupal. Las hogueras con sus llamas pueden estar bien,
pero prefiero disfrutar de la calidez sutil de las brasas. En las
cenizas el fuego purificador ya ha fijado la transformación alquímica.
Este taller sirvió y mucho, para que se repararán algunas heridas
afectivo-sexuales en una sociedad en la que en el ámbito de lo
afectivo-sexual existe un gran analfabetismo emocional
y donde esa falta de atención primaria desde la infancia a construir y
educar seres humanos afectivos y sexualmente integrados, genera
aberrantes situaciones, violencias, conductas patológicas, carencias
destructivas. Ahí caminamos todos, cada uno con nuestra mochila,
tratando de quitarle peso, para disfrutar mucho más de la vida. Biodanza
es ante todo un camino de rehabilitación afectiva, reparación
somático-emocional, corporeidad liberada. En este taller, mi corazón se
expandió compasivo al sentir profundamente las heridas de algunos de los
participantes, me embargo una mezcolanza profunda y abismal de
emociones, en donde me reconocí en todos y cada uno de mis compañeras y
compañeros de Viaje. ¡Mi querido Rolando Toro, es tanta la complicidad
que siento contigo en tu visión de biodanza como misión de
transformación, que me siento profundamente agradecido a la vida de
tratar de ser un buen facilitador en favor de la vida en plenitud!
