El misterio de la vida, solo se resuelve, atreviéndose a vivir. Los patrones culturales y familiares nos arrastran a vivir desde el miedo. El miedo cumple una función, es una emoción básica con una importante asociación al instinto de conservación y supervivencia. El instinto de conservación esta bien, siempre y cuando no nos limite, nos bloquee, nos anule. Biodanza promueve la integración de las personas a partir de la expresión y despertar de los cinco potenciales de vida conectados a los instintos. La función de los instintos es favorecer la vida.
Muchas
veces evitamos vivir por miedo al sufrimiento. Pero cuando uno elige
reprimir los deseos, la expresión de los propios valores y potenciales,
uno simplemente sobrevive. La vida es integral, no es divisible. La vida
es plenitud, gozo y alegría y se expresa también a través de la
carencia, frustración y desanimo. A veces son necesarios ciertos estados
para comprometerse con la vida, encontrar pasión por la vida, permite
expresar nuestra identidad, dejar las puertas abiertas al éxtasis, al
gozo del encuentro humano, a la alegría de vivir. En biodanza, se da el
ambiente enriquecido necesario para que eclosione en nosotros estas y
otras múltiples experiencias. El éxtasis, la hierofanía, la percepción
ampliada, son posibles si practicamos regularmente la danza y el
movimiento. El trabajo con nuestra corporalidad tiene efectos múltiples
en nuestro psiquismo y nuestra salud anímico-vivencial.
Biodanza, a
través de sus propuestas de expresión, danza y movimiento, permite
descubrir los recursos internos necesarios para reencontrarse con la
vida, para transformar nuestra percepción, para hacernos más receptivos y
permeables a las oportunidades y la abundancia que genera la apertura
existencial, la capacidad de fluidez, la potencia de una identidad
arraigada y a la vez, en constante transformación a través de las
experiencias y vivencias.
Para más info: https://www.biodanzaorain.com/EVENTOS/